Mañana es el día esperado por todos los enanos, digo los niños, no sólo de éste país, sino de muchas partes del mundo, que se celebra éste hermoso día infantíl, en donde los niños hacen su cartita a los Reyes, les ponen hierbas y agua para los camellos, alguna que otra cosa extra, como paquetes de cigarrillos, como me dijo mi padre, (que Diós lo tenga en gloria).Una noche de esas me dijo que aparte de todo lo anterior mencionado más arriba, le dejara también cigarrillos a los Reyes, y yo era taan inocente (tonta), que ni siquiera me molesté en preguntarle, ni me chocó siquiera eso, pues así eramos los niños de entonces, bien ton…, digo inocentes.
Cada año es la mísma pela con eso de los Reyes, meterse en un taponazo para ir a comprar, a tener que ir a sudar en alguna casa del terror (tienda de juguetes, pues uno se asusta con los precios tan altos cada año) tratando de buscar uno que otro juguete, a estar en una fila larguísima para pagar, a ponerse de mal humor, con tanta gente comprando y uno que otro con ciertos olores no muy gratos, que cuando tú estás concentrada(o) buscando algo, viene un gracioso(a) y te pone el ala en tu cara, tratando de alcanzar algún juguete en el estante de arriba, luego en la noche el desfíle de los Reyes, unos personajes que cada año son más gordos y raros. Recuerdo que en vez de uno alegrarse al verlos pasar, uno se asustaba más bien, pues hacían unos gestos de chocar unos sables en el piso (con caras de locos) y la clásica caja llena de carbones para los niños que se han portado mal, y uno se ponía a hacer cerebro con eso. Aún con todo estos pormenores que los padres pasamos, es linda la espectativa que uno como niño siente la noche antes de los Reyes. Recuerdo cuando pasé por eso, como todo el mundo, me acostaba temprano, porque mi papi nos decía que si no nos acostabamos, los Reyes no pasarían por casa, y uno como niño bueno obedecía, pero lo que no sabíamos en realidad que era para dárles chance a mis papás de ponernos los juguetes debajo del arbolito. Recuerdo una noche de esas en que me desperté antes de tiempo y cuando papi se dio cuenta, puso los ojos como dos huevos tibios de grande y se quedó paralizado y lo que atinó a decirme fue: “juye duérmete rápido, que los Reyes se asustaron porque te despertáste, los ví cuando se pusieron chiquiticos y se fueron por debajo de la puerta, por poco los piso”. Ay, ay ombe y que creén ustedes que hice yo? Pues como buena niña me dormí otra vez para que eso no sucediera, ay, que ton.., buena. Bueno señores a pesar de todo eso, uno como padre disfruta al ver esas caritas de felicidad de los hijos, me imagíno que mis queridos padres, también lo disfrutaron como todo el mundo.

Mi pequeño Manny en algarabía con sus regalos.
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