¿Qué por qué dígo esto?, pues porque cuando comienzan a darle cuerda a alguien no lo sueltan, cualquier palabra que a ellos les parece chistosa, ya es un motivo para darte la cuerda más grande del mundo. A veces los que les gusta más hacer eso son los mayores y sobre todo le ponen la vida de cuadritos al más chiquito a Manuel, y el es peor sabiendo como son sus hermanos como quiera la coge y no tiene ni una pízca de paciencia, pues no habla mucho y termina dándole golpes a ellos o arruga tanto la carita de la rabia, que todo se le pone como un punto (ojos, naríz, boca). Mi mejor amiga Doralba cada vez que viene por aquí le dan una tremenda cuerda que la ponen loca la pobre, y a veces es el Talibán mayor (Fiallo) que se une a ellos también. El año pasado teníamos a una muchacha de servicio llamada Josefina, la fuñían tanto, especialmente Jonathan que terminaban fajándose ellos dos y un día ella le dijo a Fiallo: ”Ay, míre como que me he cogido con su hijo Jonathan y no se por qué” y él le respondío:” Ah mira tú con buena cosa te has cogido”. Ellos salieron igualitos de Talibanes a sus dos tíos: Tommy y Chelo,esos dos son los Masters en cuerda, creo que hicieron un post grado en eso, pues a quien cogen, ay mamá sale llorando. Menos mal que ya me curé con ellos pues cuando conocí a mis cuñados, me daban tanta cuerda que hasta me caían mal y como la cogía tan fácil pues se pasaron muchos años dándomela, pero luego ya no les hacía caso y se hartaron, pero ¿quien me iba a decir a mí que la história se iba a repetir con mis propios hijos? Es verdad lo que dícen que lo que se hereda no se hurta; ahora yo gozo mucho con ellos.
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Los Fiallito Talibanes.
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